La belleza en lo cotidiano
- martapilar
- 28 abr 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 29 abr 2023
Cuando comencé este blog, apenas llevaba dos meses viviendo en Madrid. Había logrado lo que tanto ansié durante años; huir del pueblo donde vivía y poder dedicarme a lo que me movía a seguir existiendo. Antes de alcanzar ese sueño, creía que era algo inalcanzable. Y toda la vida he relacionado la belleza con lo inalcanzable, sintiendo que voy a perseguir la belleza para nunca lograr tocarla con mis manos. Dicen que Madrid te cambia desde el momento en el que pones un pie en sus calles. Y lo confirmo. Esta convicción con la que crecí, mudó de piel. Se desprendió esa creencia limitante y comencé a ver la vida con otra mirada. La belleza dejó de ser inalcanzable; me quedaba maravillada observando los edificios de cada calle por la que caminaba, me emocionaba cenar en los restaurantes escritos en la lista de *restaurantes que probar en Madrid* que creé en un mal momento y me sentía la persona más afortunada al ver el nuevo círculo de personas que me rodeaba. De pronto, comencé a ver la belleza en mi día a día, en cada simple acción que realizaba. Y me pareció una sensación increíble.
En este blog, recojo pequeñas reflexiones que he tenido desde que vivo en Madrid, todas ellas entorno a la belleza. Tengo más reflexiones en el tintero que quedarán plasmadas en este blog en un futuro no muy lejano. Y seguiré saliendo a pasear por las calles de Madrid, viajaré a diferentes puertos y seguiré buscando la parte positiva a todo aquello que me ocurra. Hace años perdí el don, de ver lo bueno de la vida y desde que lo he recuperado, la vida ha vuelto a tener esa tonalidad cálida que hacía tiempo que no visualizaba.
Siempre creí que todos tenemos un destino, que de cierta forma se nos configuró al nacer, para que tuvieramos unos poderes mágicos, desarrollásemos unas habilidades especiales, y pudieramos cometer nuestro fin. ¿Cómo saber que lo has encontrado? Es mucho más sencillo que buscar a Wally, solamente tienes que buscar en tu interior y encontrar el aceite que engrasa tu mecanismo. Y lo dice de primera mano, una persona que durante un tiempo, no daba con las piezas clave del rompecabezas y no encontraba la forma de seguir adelante. Pero cuando las cosas se ponen feas, el ser humano tiene el superpoder de resurgir de sus cenizas. Y si haces caso a las señales que el universo constantemente nos está enviando, lograrás desbloquear nuevos episodios y acabar el juego habiendo encontrado el cofre del tesoro.
Me costó tiempo saber dónde estaba mi camino, pero después de varias equivocaciones -de las que aprendí muchísimo-, supe que la comunicación de moda y belleza era mi destino. Sé que no me equivoco, porque podría pasarme la vida entera escribiendo y compartiendo mis sentimientos. Porque la belleza que encuentro en todos los artículos que escribo, no la he encontrado en ningún otro de los trabajos que he realizado.

Entré a cursar el Máster de Comunicación de Moda y Belleza con una idea fija en la mente: ser periodista de moda. Lo que no sabía, es que la vida tenía una sorpresa guardada para mí. Conseguí hacer prácticas en Vogue, la revista que comencé a coleccionar cuando supe que este era mi camino. Pero no fue en la sección de moda como siempre soñé, tuve la oportunidad de formar parte del equipo que configuraba la sección de belleza. Y menudo descubrimiento. La vida es un conjunto de curiosas casualidades, y esta fue una de ellas. Durante toda mi adolescencia, estuve acomplejada por el acné. Él me icentivó a investigar y encontrar una "cura" a este "problema" que yo creía tener. Aprendí muchísimo y me convertí en la amiga que daba consejos de belleza.
Será cierta la expresión de que "lo que no te mata, te hace más fuerte", porque esas malas rachas se tradujeron en un aprendizaje que me permitió descubrir el periodismo de belleza.
Puede sonar reiterativo, pero encontré belleza en el periodismo de belleza. La moda sigue ocupando un gran lugar en mi corazón, pero ahora debe compartir el espacio con mi nueva ilusión, la comunicación de belleza. Ojalá poder conjugar ambas, porque no sabría por cuál decidirme, quizás sea por mi sol en libra o por la admiración que tengo hacia ambas especialidades.
Llegados al final del trayecto, considero que mereces saber quién es "Vogue Victim". Cuando descubrí que era una amante de la moda, quise comenzar un proyecto personal en redes sociales. Decidir nombres nunca se me dio demasiado bien, mantengo el mismo usuario en todas mis cuentas por miedo a elegir un nombre que me horrorice. Decidí versionar la expresión "fashion victim" con la que me habían apodado toda la vida -hasta yo misma coincidía con la descripción-. Vi la oportunidad en fusionar con la que había sido mi revista de referencia hasta el momento, Vogue. No sé si esperabas una historia más profunda, lo cierto es que esa personalidad me ayudó a superar muchos baches y a plantarle cara a bastantes inseguridades que arrastraba desde hacía tiempo. Es por ello, que le guardo un cariño especial y aunque el nombre me chirríe muchísimo, el bagaje que transporta me suscita ternura y veo belleza en ella.
Por más sueños cumplidos y por nuevas metas que alcanzar,
Vogue Victim
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